Perfect Blue. 1997.
Ópera prima de Satoshi Kon, director de películas como Paprika o Paranoia Agent, “Perfect Blue” sigue siendo un icono del anime. Veintitrés años después de su estreno sigue siendo una película redonda que no pierde ni en ritmo ni en maneras. Os invitamos a descubrirla.
Cuando era adolescente había dos películas de anime de las que todo el mundo hablaba: Akira y Perfect Blue. La primera, referente de infinidad de films posteriores es de sobra conocida, y la segunda, no deja indiferente.
Perfect Blue es un thriller psicológico. No tiene nada de sobrenatural, ni futurista, ni todos esos gags a los que estamos tan acostumbrados en el anime, pero se apodera de la infinidad de cosas que permite le técnica de la animación para colocarnos en situaciones que, en una película normal, quedarían ridículas.
Mima Kirigoe es una cantante de J-Pop que decide atreverse con los escenarios y dejar de ser una Idol. En su último concierto recibe una carta donde un fan le comenta que ha estado visitando “su habitación”: con esto se refiere a una página web donde alguien escribe haciéndose pasar por ella y detalla cada paso de su vida cotidiana. Pronto, este saberse observado provocara en Mima desasosiego que avanza a la vez que su nueva carrera.
Pero si bien te parece que hasta aquí hablamos de un thriller tipo “El Guardaespaldas”…te has equivocado. Perfect Blue habla de una realidad que a día de hoy sigue vigente: la objetualizacion y sexualización de las mujeres, la presión social en la que son envueltas estas artistas, etc….
Kon pone en el punto de mira a la industria que genera Idols: vendidas como eternas niñas cándidas y la dificultad que sufren al intentar cambiar esa imagen por la de simples mujeres con sus deseos e imperfecciones.
El montaje ayuda a desatar el agobio del espectador que en ocasiones no termina de saber donde se encuentra creando así empatía con la protagonista. El guion no deja ningún cabo suelto y la critica ante la objetualización que se hace de estas artistas, aunque velada, no lo es tanto como para no percibirla. Así la historia se engrandece, los personajes tienen aristas, son complicados, sus deseos y miedos les controlan. Son aterradoramente humanos.
Obligatoria, necesaria, no debéis perdérosla.