FINAL GIRL.
Tener poco presupuesto no impide tener calidad estética y planos increíblemente bonitos y eso es lo que nos enseña este pequeño film rodado por el fotógrafo Tyler Shields en su debut como director.
El guión es básico y soso pero todo lo demás lo tiene: grandes actores y una imagen cuidada en sobriedad y efectiva.
“Final girl” es el termino acuñado en el género slayer para la última chica superviviente y da titulo a la cinta pues esta será la verdadera protagonista.
Ambientada en unos extraños años 60, un grupo de adolescentes psicópatas se las ingenian para invitar a jóvenes rubias y matarlas tras una suerte de cacería por el bosque nocturno. El mentor de nuestra protagonista lo descubre y la entrena para poder acabar con ellos.
Le cuesta poco a esta película ser catalogada de serie B lo cual es un fastidio teniendo en cuenta el increíble buen gusto con el que esta grabada, la sobriedad y simbolismo de algunos de sus elementos y el gran nivel actoral.
Destaquemos, por ejemplo, el simbolismo en el vestuario. Solo tres colores visten a los personajes protagonistas: negro, rojo y blanco.
El negro lo visten en impecable traje los chicos de la película, todos, tanto psicópatas como maestro dando a entender que a priori no hay tanta diferencia entre ambos. También la protagonista lo viste en su entrenamiento.
El blanco lo visten las víctimas: rubias jóvenes de virginal blanco, la inocencia esperando a ser masacrada. Y luego esta el vestido rojo brillante que vestirá nuestra protagonista y que la hará parecer apetitosa para sus cazadores y peligrosa y fuerte para nosotros.
No es la mejor película del mundo, es previsible y el guión flojo pero es una película gustosa de ver para los estetas del género o para darnos cuenta de que tener poco presupuesto no es una excusa para hacer una película estéticamente cutre ( a no ser que esa sea la idea claro).