Sangre y honor, juego de rol
Japón feudal, samuráis, ronin, clanes, duelos a muerte por tu tierra y tu señor. Siempre son temas emocionantes para cualquier persona a la que le gusten esos temas, ¿no?
Pues aquí os traigo Sangre y Honor, de John Wick, creador también de “La leyenda de los cinco anillos” y “El séptimo mar”.
Sangre y honor está basado en parte en el sistema de l5a, pero más simplificado, para que las tiradas, los combates y demás, sean más ágiles y la trama fluya sin interrupciones bruscas.
La parte que más me llamó la atención de este juego es que no empiezas la partida creando a tu personaje, los jugadores empezáis una partida creando vuestro clan. Los jugadores se tendrán que reunir y poner de acuerdo en cómo serán su clan y su Daimyō, el líder de este.
¿Queréis un clan regido por su fortaleza o su astucia? ¿Qué vuestro Daimyō destaque por su ambición o por su bondad? ¿Preferís un arrozal que os de dinero, o una armería que os proporcione espadas?
Con todo ello construiréis un clan, una tierra en la que vivir, a la que servir y proteger, y a partir de ahí podréis crearon los personajes, a sabiendas de que lo importante no es el personaje, si no que este sirve a un fin mayor, que es su clan.
Y aunque tu personaje no sea lo “importante”, desde luego crearlos es sumamente interesante. Puedes elegir el cargo dentro de la corte, el ejecutor del reino, el jefe de sus ejércitos, su contable, el oniwaban (equivalente histórico a los ninjas), entre otros muchos.
Puedes elegir si quieres ser una persona especialmente hábil en la supervivencia, con la espada, en el tiro con arco, o decidir si quieres tener una reputación como afamado duelista, o un astuto negociador, tú mismo las creas.
Y con todo esto, solo tendrás las bases para empezar una partida, en este juego, una persona que hace las funciones de director de juego interpreta al Daimyō, el líder del clan, el que plantea la historia interpreta a los NPC.
Y si en un inicio me llamó la atención el sistema de clan y samuráis, lo más interesante es el sistema de juego, que deja bastante liberado al director y hace que parte del peso de la historia, de los planteamientos y las soluciones recaigan sobre los jugadores.
Así, si un jugador que quiere por ejemplo encontrar un camino para salir de un bosque, tiraría una serie de dados, y en función a los resultados, serie el mismo el que diría lo que ocurre, como por ejemplo que encuentra un camino ancho y despejado para pasar con su caballo, y que metros más adelante hay un manantial para saciar su sed.
Los combates, los conflictos, todo se resolvería de este modo, haciendo que los jugadores fueran a su vez actores y directores de la historia.
Así, iréis viviendo aventuras y cumpliendo los mandatos del Daimyō, y el tiempo y las estaciones pasarán, y con ellas vuestros personajes envejecerán y morirán, y el clan irá mejorando y creciendo, podréis construir un templo, con el que recibir las bendiciones de vuestros ancestro, un dojo donde pulir vuestras habilidades, o mejorar esa armería que ya teníais para poder producir más y mejores armas.
Incluso puede que alguien de vuestras tierras vecinas decida declararon la guerra si cometéis actos hostiles, o si no establecéis relaciones amistosas apaciguando los ánimos. Lo que llevara a la posible conquista de tierras nuevas, o a la perdida de las vuestras.
Un juego cien por cien recomendado para los apasionados de esta temática, e incluso para aquellos a los que no les llame especialmente, muy recomendado también por su interesante sistema de juego.